miércoles, 14 de marzo de 2012
Entrevista a Fernando Estrada
"Defendí la devolución de las obras de arte, hasta que vi como los egipcios trataban lo que tenían"
Fernando Estrada: "El sexo del antiguo Egipto no era voyeur como el nuestro"
Con el libro 'Entender y amar el arte egipcio' el experto en civilización egipcia da claves para interpretar las obras faraónicas
Sílvia Colomé
¿Cómo interpretar el legado que los antiguos egipcios nos han dejado grabado en las piedras, pintado en las paredes o labrado en impresionantes monumentos? En un momento en que la egiptomanía vive un nuevo esplendor, el arquitecto y experto en civilización egipcia, Fernando Estrada, pone al alcance del curioso las principales claves para Entender y amar el arte egipcio (editorial Crítica). Un arte que todavía respira grandeza, belleza y misterio más de cinco milenios después de sus primeras manifestaciones.
-¿Qué hace tan especial el arte egipcio?
-El arte impresiona siempre, cuando es arte de verdad. El arte egipcio impresiona por “lo egipcio”, como se le llama, entre comillas. Es muy difícil definirlo, es tan personal que hay que verlo, pero sin embargo es inconfundible.
-¿Y por qué tiene tanta personalidad?
-Ese es el misterio, el secreto. El arte egipcio primero te atrae sin saber por qué, y cuando te lo van explicando, entonces te atrae el doble, pero nunca se llega a desnudar. Te engancha pero no se entrega. Por mucho que queramos, hay más lagunas que certezas.
-¿Si alguna vez lo conocemos del todo dejará de atraernos?
-Nunca lo conoceremos del todo y ojalá que sea así, porque perdería el encanto. Toda la historia del erotismo no está en enseñar escenas desnudas, sino en insinuar. Hoy día el desnudo está en el orden del día, se ha perdido el encanto de lo oculto, de lo velado.
-En las imágenes que nos ha dejado el arte egipcio, el desnudo también está en el orden del día…
-El sexo del antiguo egipto no era voyeur como el nuestro.
-¿Y cómo era?
-Como iban desnudos, el erotismo egipcio viene por el sentido del olfato. Toda la poesía amorosa habla de perfumes y olores.
-¿Y las pelucas?
-Las pelucas difundían este olor, como los conos tebanos, que eran unos desodorantes, masas de grasa aromatizadas, colocados encima de la cabeza. Las mujeres bebían más que los hombres en las fiestas. Hay escenas de mujeres vomitando y diciendo: “Tráeme más, otra copa, porque quiero perder el sentido”. Cuando se iba derritiendo el cono, los vestidos se iban haciendo transparentes.
-¿Qué nos ha aportado el arte egipcio?
-Técnicamente, nada. La pintura es plana, sin tonalidades ni degradados que indiquen volumen, sólo hay algún intento chapucero. No hay proporción. Ignoraron la perspectiva.
-¿Entonces?
-Técnicamente, nada, pero espiritualmente, todo. Una estatua egipcia no es sólo para hacer bonito, se la ha insuflado un alma. Cuando vemos una figura de Ramsés II, una parte de Ramsés II está allí. Conmueve más una imagen egipcia que una imagen perfecta griega.
-En arquitectura, fueron los primeros en construir grandes edificios en piedra.
-Alguien tenía que ser el primero. El mérito de Imhotep con el complejo y la pirámide escalonada del faraón Djeser en Sakkara no está en descubrir el arte dórico 2.000 años antes que los griegos. Está en que se adelanta 2.000 años y es una obra bestial. Pero la pirámide no es una obra de arte, lo son sus detalles, como el friso de cobras. Yo soy arquitecto, y si la arquitectura no es funcional, no sirve de nada.
-Pero la pirámide tenía una función espiritual: lograr la inmortalidad del alma del faraón…
-Totalmente de acuerdo, exacto. Función y espíritu de por sí chocan pero, en este caso, existe.
-¿Las pirámides no tienen ningún mérito?
-El de la coordinación de trabajo, que corresponde más al campo de la ingeniería que al del arte. Pero cuidado, cuando te metes en la gran galería, eso ya es otra historia. Y luego, el arte de las pirámides no está tanto en su dimensión como en su ángulo: sus 51 grados. Existen muchas teorías para justificar esta inclinación. Ahora bien, no se puede decir que exista una aportación al arte universal como continuación.
-Pero su iconografía sí que ha influenciado, por ejemplo, al Cristianismo.
-Es normal, todas las religiones buscan iconografías que resulten y que se adapten a la nueva creencia. Isis y Horus son la virgen y el niño; los cuatro hijos de Horus sólo uno tiene cabeza humana…
-…como los evangelistas.
-Ni más ni menos. El famoso himno de Akenathon se identifica con el Salmo 104 de David…
-El arte egipcio se encuentra repartido por todo el mundo, en museos, colecciones privadas… ¿Le ha hecho mucho daño la expoliación?
-Estás diciendo esto a una persona que…
-¿…tiene arte egipcio en su casa?
-Por supuesto. No, estás diciendo esto a una persona que ha defendido durante muchísimos años que las piezas tenían que volver a Egipto, hasta que vi cómo los egipcios trataban lo que tenían. Ojalá que se hubiesen llevado más los americanos, ingleses y franceses. Pero no sacaría más de Egipto, porque hay obras que se conservan porque están allí, por el clima, no por los egipcios.
-¿El busto de Nefertiti está mejor en Berlín?
-Por supuesto.
-¿En estos momentos está seguro el arte en Egipto?
-No, no lo ha estado nunca. Creo que se está robando más de lo que se nos ha dicho, por desgracia. Poco a poco se lo han vendido, pero no somos nadie para acusar, porque también nos hemos vendido el patrimonio de las iglesias, las tallas románicas…
-¿Con los Hermanos Musulmanes está más en peligro que nunca?
-No creo. Se está exagerando el tema de los Hermanos Musulmanes. Para bien o para mal, Egipto depende del turismo. En un país árabe hay que mantener unas normas, eso sí lo llevarán a rajatabla.
-El Consejo Internacional de Museos (ICOM) acaba de presentar una nueva Lista Roja de urgencia de bienes culturales egipcios en peligro. ¿Hay muchos robos por encargo?
-Sí. El caso más flagrante lo tenemos en lo que pasó en Irak, con los marines robando por encargo de millonarios americanos.
-Pasó algo similar en el Museo de El Cairo…
-Porque los árabes no sienten lo egipcio como suyo. Además, ellos no son egipcios, los árabes entraron en el siglo VII. Hay arqueólogos egipcios buenos, catedráticos competentes, pero se mete la política por medio y te colocan un fantasma, un payaso con sombrero que es el que más mal ha hecho a la egiptología. Un día voy a pedir públicamente que le retiren la medalla de la Orden de las Artes y las Letras de España.
-¿Se refiere al antiguo secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, Zahi Hawass? ¿Qué daño ha hecho a la egiptología?
-Consideraba que todo era suyo. Ha hecho un daño terrible, como nadie. Era un envidioso y ha echado de Egipto a los mejores excavadores.
-¿Ha expoliado mucho?
-Se le supone. Ha metido en la cárcel a todos los traficantes para quedárselo él.
-¿Ha mejorado la cosa desde que no está Hawas?
-La gente no habla y no conozco al ministro actual. Pero si yo fuera ministro, quizás prohibiría excavar más en Egipto hasta que no se estudien todas las piezas que están en los museos y en los almacenes, no sólo de Egipto sino de todo el mundo. Luego seguiremos excavando para saber más, pero ahora se está excavando demasiado y a veces por personas no preparadas.
-¿Hay misiones dirigidas por personas…
-…incompetentes totalmente y que están destruyendo el patrimonio. He visto barbaridades. Y las respuestas a lo mejor están en un sótano olvidado.
-¿Usted ha encontrado alguna respuesta trabajando ahora en el futuro Museo Nacional de la Civilización Egipcia de El Cairo?
-Vamos seleccionando las piezas. Un día me llegaron unos vasos, cerrados y con todo el ungüento. En uno vi que ponía Ma’at-ka-Ra. ¡Cuidado! Podía tratarse de la reinanHatshepsut. Y así fue. Traduje las inscripciones, hice un informe y se expondrán junto a su momia. El gran atractivo de este museo será que tendrá las grandes momias reales.
-¿Para cuándo?
-Antes de la revolución estaba muy avanzado y se paralizaron las obras. Vamos trabajando.
-¿Qué misterio le gustaría desvelar de Egipto?
-Me gustaría conocer a la mujer de Ramsés II, Nefertary.
-¿Para saber si era tan bella como dicen?
-Sin duda lo era. Siempre me ha atraído mucho, más que Hatshepsut o Nefertiti. Pero me he dejado llevar por la cosa de los hombres y las mujeres. Hay algo que está por delante de eso.
-Dígame.
-Daría cinco años de mi vida por oír hablar a los antiguos egipcios. He impartido tantas clases enseñando su lengua… y no sé cómo sonaba realmente.
-La lengua de los dioses…
-Sí.
-Podríamos resumir sus dos deseos en uno: oír hablar a Nefertary.
-Eso sería demasiado. Me podría morir del susto.
http://www.lavanguardia.com/cultura/20120314/54268250780/entrevista-fernando-estrada-arte-egipcio.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario