Los nuevos hallazgos sugieren que el Castillo de Gauzón podría haber sentado las bases de la arquitectura militar medieval
La sexta temporada de excavaciones en el Peñón de Raíces entra en su recta final. Una vez concluido el trabajo de campo, el equipo de arqueólogos continuará su tarea en el laboratorio con el fin de datar, clasificar y estudiar los últimos hallazgos, una ventana al pasado que permitirá conocer un poco más la historia del Castillo de Gauzón y con ella, la de los primeros años del Reino Astur.
La campaña ha sido fructífera. «Hemos desenterrado un nuevo tramo de muralla de dieciséis metros de longitud», afirma con satisfacción Iván Muñiz, codirector, junto con Alejandro García, del equipo de arqueólogos. También se han recuperado «numerosos vestigios de objetos cerámicos y metálicos que utilizaba en su día a día la guarnición del castillo, incluidos restos de armamento», añade.
Los hallazgos responden algunas preguntas y planteas nuevas incógnitas. «Era una muralla muy consistente, con una cimentación compleja. Estaba sorprendentemente bien hecha, con un elementos hasta ahora inéditos que ofrecen una nueva visión sobre la forma en que se construía en la Alta Edad Media, y que incluso podrían llegar considerarse como los antecedentes de la arquitectura militar de los siglos posteriores, de los castillos medievales», asegura.
Uno de esos elementos constructivos inéditos es la madera. «Encontramos numerosos fragmentos que se asocian con vigas que podrían haberse utilizado para la cimentación de la muralla y para anclar las piedras. Es un hallazgo importante, tanto porque no es frecuente encontrar restos de madera que posiblemente tengan mil años y también porque se desconocía que este sistema constructivo se emplease en la época. Allí se empleó la tecnología arquitectónica más avanzada de la época», puntualizó Iván Muñiz.
Los orígenes del Castillo de Gauzón se sitúan en finales del siglo VII principios del VII, es decir, antes de la Batalla de Covadonga (722), considerada la fecha del nacimiento del Reino Astur. Era una fortaleza defensiva, una atalaya diseñada para ver y también para ser vista, como símbolo de ostentación y poder. Fue allí donde en el año 906 se forjó la Cruz de La Victoria, tal y como se lee en una de las leyendas grabadas en su reverso.
Tras la sexta campaña, «el visitante podrá hacerse una idea de cómo era el Castillo de Gauzón», asegura Muñiz. Es el fin último de las excavaciones, convertir el peñón en un atractivo turístico asociado al enclave de Raíces, donde ya se ha rehabilitado el monasterio de La Merced y construido un centro de interpretación. De momento, y al igual que sucede con la mina de Arnao, ya rehabilitada, la fecha de apertura al público sigue siendo una incógnita.
En la sexta campaña de excavaciones han trabajado cinco arqueólogos, otros tantos ayudantes y distintos grupos de estudiantes universitarios, y se financió con una partida de 133.000 euros, la única recogida en el capítulo de inversiones del presupuesto municipal.
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