El fetiche de Osiris pudo ser en origen la representación de la colina primordial a la que más tarde se le añadieron dos plumas e, incluso en algunos lugares, como por ejemplo en el templo de Sethy I en Abidos, lo encontramos con una cara dibujada en la parte frontal. Precisamente, por alguna razón se interpretó que era el relicario que contenía la cabeza del dios Osiris, una de las partes esenciales del dios, reverenciándose en esta ciudad y convirtiéndose en su emblema. Es bastante habitual en el interior de los sarcófagos del Tercer Periodo Intermedio, situado en el fondo de la caja, allí donde debía reposar la espalda del finado, aunque también puede estar dibujado en el exterior sustituyendo la tradicional imagen del dios del Más Allá.
Los fragmentos de Osiris que se veneraban en cada uno de los nomos egipcios, se reencontraban, de forma mágica, a través de los Osiris vegetantes, en el mes de Joiak, produciéndose un triple acontecimiento mágico-mítico-religioso.
diccionario de símbolos. Elisa Castell
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