jueves, 1 de noviembre de 2012

Avanzan las excavaciones del Monte do Castro para proceder en noviembre a su consolidación La muralla conservada, la perfecta entrada a la fortificación y la casa-patio convierten este yacimiento en uno de los singulares de Galicia - Todos los días se produce un hallazgo que llama la atención de los expertos

La monumentalidad de la entrada al castro de Besomaño es el último desubrimiento de los arqueólogos. El equipo está realmente ilusionado y espera descubrir el máximo de la estructura que tenía forma en curva, quizás para suavizar la pendiente de acceso, y fue construida así con motivos defensivos, explican los expertos. El enorme terraplén que sostiene el castro da idea de la importancia que tuvo este lugar durante 500 años.

A TOURIÑO - O SALNÉS A medida que avanzan las excavaciones en el Monte do Castro (Besomaño-Ribadumia) su historia se vuelve más enigmática y compleja, pero llena de satisfacción a los arqueólogos y restauradores por las peculiaridades que dificultan esa interpretación a primera vista.
En estos momentos, los máximos esfuerzos se centran en la monumental entrada que tuvo en su día el castro, pero antes el gran descubrimiento fue la casa-patio gigantesca que existe en el lado opuesto.
También se protege como oro en paño una estructura de unos cinco metros de largo por tres de ancho, la primera que se halla en Galicia, que se supone son las paredes originales de una cabaña de la época, construida en pajabarro. Entre medias, varias construcciones circulares, hornos siderúrgicos, almacenes, calles empedradas o con pavimento de jabre y una enorme muralla que rodea mucho del recinto castrexo.
Como no podía ser de otro modo, las miles de toneladas de piedra y tierra descubiertos han permitido también encontrar objetos que ayudarán en la reconstrucción de esta etapa histórica, con muchas sorpresas que no van a ser fáciles de hilvanar cuando acaben los trabajos.
El pasado miércoles, sin ir más lejos, en la entrada a este fortificado poblado se produjo uno de los hallazgos sorprendentes. Se trata de un hacha del Neolítico que los técnicos no se aventuran a explicar su conexión con el castro, pues habría unos 2.500 años de diferencia entre la pieza y el yacimiento que es objeto de estudio en estos momentos.
La pieza, de unos siete centímetros de longitud, es de piedra y consiste en el filo propiamente dicho, aunque carece de mango. Su forma sería la de una azada convencional.
Pero también sorprendió en su día el hallazgo de la "dolabra", un arma que solían usar los invasores romanos en su proceso de colonización.
Pese a que la pieza se conserva de forma espectacular, resulta llamativo para los historiadores el hecho de que apenas se encuentren más armas similares. en todo el recinto.
En el período de excavaciones solo se ha encontrado alguna punta de lanza, en hierro, así como el extremo opuesto. Obviamente, por el transcurso de los siglos, los mangos y piezas de madera en los que estuvieran incrustados se han volatilizado.
De lo que sí va a quedar constancia especial es de la influencia de la cerámica pues se han encontrado miles de fragmentos de todo tipo de recipientes y vasijas. Así aparecen restos de vajillas ordinarias y de ceremonia, así como otros objetos ornamentales y de envases para actividades laborales, ligados siempre a las actividades que han desarrollado.
Asimismo son numerosas las fíbulas o broches de bronce que han aparecido en diferentes puntos del poblado ribadumiense, alguno de los cuales ya ha sido catalogado convenientemente como las cabezas de león en bronce elegidas como símbolo del castro y que ya está en poder del Museo de Pontevedra.
A la vez aparecen otros adornos que usaban aquellos pobladores pero que también brindan información sobre la época de referencia.
Así son muchas las cuentas o "doas", de collares, que se encuentran a todo lo ancho y largo de la excavación.
La singularidad de estas piezas es que no son producidas ni siquiera en Galicia, pues proceden del Mediterráneo. La proliferación de estas piezas demuestra que ya en aquellas remotas fechas había un intenso tráfico comercial entre el Mediterráneo y Galicia, por vía marítima.
A ello también hay que sumar otros objetos curiososo como las monedas que se empleaban en el Imperio Romano. Las halladas son muy corrientes y realizadas en bronce, por lo que no resultan especialmente interesantes para un profano en numismática.
Todas estas satisfacciones, en especial la singularidad del castro y el hallazgo de objetos curiosos, son lo que realmente mantienen con la máxima ilusión a los técnicos que participan en esta tercera fase de la excavación, pues día sí y día también, encuentran algo digno de ser estudiado, bien a nivel de objetos o de urbanismo propiamente dicho.
De hecho, los expertos también vuelcan su interés en estudiar las murallas que fortificaban el recinto, pues su estructura demuestra que ha sido construido en varios momentos de la ocupación del castro.
Aparte de que se encuentren de dos a tres paños de la muralla, así como escalones para subir a la misma desde el interior de la urbe, los técnicos que trabajan en Besomaño han podido comprobar que cada una de estas paredes debió de pertenecer a una etapa diferente.
Todo ello por si solo tiene ya un gran valor, pero la apoteosis de los técnicos se producirá cuando todo el entramado excavado sea visto de una forma global.
Lo que en principio aparenta es que el castro tuvo varios niveles de ocupación y que en todos ellos fue arrasado por los nuevos pobladores que usaron las estructuras anteriores para superponer las nuevas edificaciones.
Por el tipo de piedra y su colocación también se puede determinar cada uno de los períodos en que se habitó el lugar. Cabe subrayar que se estima que esta zona estuvo ocupada entre los siglos III y IV antes de Cristo y el I de la nueva Era, aunque aparecen señales de que el nivel de ocupación pudo ser todavía más antiguo..
En este tiempo, el poblado fue quemado en varias ocasiones, como se observa en el granito que se usa en las distintas reedificaciones.
La acción del fuego es especialmente manifiesta en las murallas y cimentaciones de las cabañas, pues ofrecen un color rojizo muy llamativo. También los carbones van a dar muchas pistas a los historiadores.
Queda todavía mucho terreno por explorar en el castro, también en la croa, pero ello requerirá de una nueva fase de excavaciones pues en este mes, deberán centrarse en la consolidación de todas las estructuras sacadas a la luz.

 http://www.farodevigo.es/portada-arousa/2012/10/30/avanzan-excavaciones-monte-do-castro-proceder-noviembre-consolidacion/704519.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario