La arqueología en Suiza, cuyos métodos han sido elogiados en el extranjero, encuentra escollos, como lo ilustran las recientes excavaciones de Chevenez, en el cantón del Jura. La Confederación debería implicarse más, según los arqueólogos.
Chevenez: un muy conocido relojero construye una nueva fábrica y dispone de poco tiempo. La obra desveló lo que podría ser un yacimiento arqueológico mayor. Las autoridades locales debieron activarse para salvar lo que pudieron encontrar en unas pocas semanas, el plazo acordado por los responsables de la obra. Los arqueólogos pudieron recoger cerca de 5000 objetos de diferentes épocas. Pero faltó tiempo para estudiarlas en su contexto.
Había presión para actuar rápidamente, con cerca de 150 nuevos empleos en juego. La fecha límite para concluir la construcción está fijada para finales de octubre, cuando las máquinas serán entregadas en el lugar.
“Debieron mantener los planes de la construcción y comenzar una parte de los trabajos, mientras nosotros todavía estábamos cavando”, narra Robert Fellner, arqueólogo cantonal. “Y fue entonces cuando pudimos encontrar una solución satisfactoria para ambas partes, aunque al principio no estuvieran muy contentos”.
El cantón otorgó fondos de urgencia para el proyecto, lo que permitió iniciar inmediatamente los trabajos de excavación. En este caso, el dinero no era el problema, sino la falta de coordinación, según Robert Fellner. La gente olvidó informar a su servicio, aun cuando el sitio no hubiera sido registrado como de interés arqueológico.
“Antes de cualquier obra, la empresa cava una parte para determinar la composición del subsuelo, lo que fue hecho el año pasado”, explica el arqueólogo cantonal. “Si hubiéramos sido consultados en ese momento, habríamos identificado este yacimiento arqueológico”.
Mutación de la arqueología
Lo que puede parecer un conjunto de circunstancias desafortunadas, no es, sin embargo, inhabitual. En 2006, una investigación realizada en forma previa a la ampliación de una cantera de un productor de cemento en el cantón de Vaud reveló un sitio de culto céltico de importancia europea.
Los críticos dijeron que el cantón debió actuar antes y no esperar el último minuto en una carrera a contrarreloj.
“El cantón no estaba preparado para hacer frente a un hallazgo semejante, y la mayoría de los otros cantones no lo habrían estado tampoco”, asegura Marc-Antoine Kaeser, director de Laténium, un museo arqueológico cerca de Neuchâtel. Según él, las autoridades no han comprendido que la arqueología ha cambiado.
“Antes, usted hallaba algo y comenzaba una campaña de excavaciones. Lo esencial era salvar algo. Hoy, hay que evaluar los riesgos, realizar pruebas, garantizar las mejores condiciones para las campañas y trabajar con los socios. Pero este enfoque preventivo es paralizado por políticas poco sistemáticas", analiza Marc-Antoine Kaeser.
Frutos del azar
De hecho, los descubrimientos arqueológicos en Suiza se atribuyen, en gran parte, a circunstancias extraordinarias más que a una planificación a largo plazo, como lo atestiguan dos casos en particular.
Uno emana de la campaña de excavaciones que reveló los tesoros de la capital del país en la época romana, Avenches. En los años 30, gracias a los fondos federales, fueron contratadas personas desempleadas para las excavaciones.
El otro caso, que se remonta a 1961, es producto de la decisión gubernamental de financiar todos los trabajos arqueológicos ligados a la construcción de la red nacional de autopistas.
Eso condujo a la creación de servicios arqueológicos en numerosos cantones y al desarrollo de nuevas técnicas. “En los años 90, la arqueología suiza estaba entre las más eficaces”, asegura Marc-Antoine Kaeser. “En el plano metodológico, el modelo suizo fue aplicado en el extranjero, en Francia, por ejemplo”.
Sin embargo, Francia y Gran Bretaña tienen ahora una ventaja sobre Suiza, ya que los riesgos arqueológicos han sido tomados en consideración en los costes de construcción. “El problema aquí es infravalorado”, añade.
Los arqueólogos, lobbyistas
Para Robert Fellner, Suiza no está en una mala posición. “Es uno de los países en los que la arqueología está bien financiada, aunque existan enormes diferencias entre los cantones. Las excavaciones son muy dependientes de decisiones cantonales, así como de otros factores tales como las tradiciones locales”.
Los servicios arqueológicos deben funcionar a menudo con presupuestos reducidos y personal a tiempo parcial. El cantón del Jura dispone del equivalente de un solo puesto a tiempo completo para todos los trabajos no relacionados con la construcción de autopistas.
Una parte de esta financiación corre el riesgo de desaparecer en tres años, cuando las autopistas nacionales serán terminadas. Hay que añadir a eso las reducciones del presupuesto y el 'boom' de la construcción que provoca la pérdida de objetos y de sitios, según los arqueólogos.
Estas preocupaciones impulsaron a los profesionales del ramo a establecer el ‘Horizonte 2015’, una plataforma de discusión en Internet.
“Las discusiones respecto a quién financia la arqueología deben ser resueltas a escala federal. Para defender su profesión, los arqueólogos también necesitan devenir lobistas”, señala Marc-Antoine Kaeser.
La legislación del cantón de Berna, que comprende disposiciones para la financiación, podría ser un ejemplo para todas las futuras leyes federales, estima Marc-Antoine Kaeser.
Por su parte, Robert Fellner considera que la arqueología debe ser mejor integrada en la planificación urbana en su conjunto. Mientras tanto, el arqueólogo está confrontado con una cuestión más urgente: cómo financiar el estudio de todos los objetos hallados en Chevenez.
Scott Capper, swissinfo.ch
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
http://www.swissinfo.ch
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