miércoles, 29 de enero de 2014
El secreto de la peste que tumbó al Imperio Romano
NUño Domínguez
En el año 541 la plaga de Justiniano arrasó Constantinopla y se convirtió en una de las peores pandemias de la Historia. Dos cadáveres de la época permiten reconstruir el genoma de aquel patógeno, 1.500 años después
Corría el año 541 y la ciudad de Constantinopla era una trampa mortal. Lo que había comenzado como un simple brote de una nueva enfermedad se convirtió en una imparable epidemia que se cebaba especialmente con los más jóvenes y fuertes. Su avance fue fulminante. En cuestión de semanas la cifra de muertes pasó de 5.000 al día a 10.000. Ni aun entonces el emperador Justiniano renunció a recaudar impuestos a sus súbditos y les hizo pagar incluso los de sus vecinos muertos. Así lo relató el cronista de cabecera del emperador, conocido como Procopio de Cesarea. Pero todo fue inútil. La llamada Plaga de Justiniano fue el último clavo en el ataúd de lo que un día fue el Imperio Romano y se expandió por todo el mundo matando a unos 40 millones de personas en una de las peores pandemias de la Desde entonces la identidad del patógeno que causó tal devastación ha sido un misterio. Nadie sabía si fue la peste y si ese patógeno fue también el responsable de la peste negra que volvió a azotar al mundo en la Edad Media. Tampoco se conocía su conexión con la tercera gran plaga mundial, que estalló en el siglo XIX, ni si está relacionado con el patógeno que, aún hoy, causa peste a miles de personas. Ahora, casi 1.500 años después del desastre de Constantinopla, un equipo de científicos ha conseguido reconstruir el genoma completo del patógeno que desató aquella plaga y ha respondido las preguntas que la humanidad llevaba haciéndose más de un milenio
Los dientes de dos cadáveres en un cementerio de Alemania han aportado la clave. De sus restos, que datan de las fechas aproximadas de la plaga, se ha conseguido extraer pequeños fragmentos de ADN de la Yersinia pestis, la bacteria de la peste. El análisis ha permitido reconstruir el genoma completo del patógeno y su análisis, publicado hoy en la revista The Lancet Infectious Diseases, muestra que la plaga de Justiniano fue lo que los expertos llaman “un callejón sin salida”. Esto quiere decir que, tras desatar el caos, el patógeno murió y desapareció sin dejar rastro. Según el estudio, la plaga la causó una variante de Yersinia pestis que no está emparentada con las de la gran peste negra medieval y su resurgimiento decimonónico.
El origen no era África
“Nuestro estudio proporciona nuevos datos sobre una de las epidemias más devastadoras de la Historia y también sobre la forma en la que se extienden las plagas”, resalta el equipo, liderado por Hendrik Poinar, de la Universidad de McMaster, en Canadá, en un comunicado de prensa. Hace dos años, Poinar fue el primero en obtener el genoma de la peste negra, que mató a 30 millones de personas. Ahora ha batido un nuevo récord: el patógeno de la plaga de Justiniano es el más antiguo del que se ha obtenido el genoma completo.
Y aún así, lo más importante que deja este estudio son inquietantes dudas: ¿cómo puede ser que un asesino tan exitoso evolutivamente hablando desapareciera sin más? Esto aún es un misterio, pero lo que sí señala el trabajo es que la posibilidad de una nueva pandemia de peste en el siglo XXI es real. “Si la peste de Justiniano pudo irrumpir en la población, causar una descomunal pandemia y después morir, esto
sugiere que podría pasar otra vez”, explica David Wagner, investigador de la Universidad del Norte de Arizona y coautor del estudio. “Afortunadamente”, dice, “ahora tenemos antibióticos que podrían tratar la peste de forma efectiva, lo que reduciría las posibilidades de una nueva pandemia”.
Lo que sí ha permitido el análisis de ADN antiguo es demostrar que Procopio, el historiador, no siempre era fiable. En una de sus crónicas de la peste describió su origen y expansión. “Empezó con los egipcios de la ciudad de Pelusium. Se dividió y parte fue a Alejandría y el resto de Egipto y otra parte fue a sus vecinos los palestinos y, desde allí, recorrió toda la Tierra”. Al reconstruir el genoma de la peste, Poinar puede aclarar de dónde surgió por primera vez y cómo viajó desde allí. Su trabajo aclara que el origen de la plaga no fue África, sino Asia. Desde allí se expandió a Europa siguiendo vías comerciales como la ruta de la seda. En total, hubo tres oleadas que
convirtieron un pequeño brote localizado en una pandemia mundial que, según Procopio, mató a 100 millones de personas y estuvo a punto de “extinguir” al ser humano de la faz de la Tierra. Por eso es irónico que fuera Justiniano el que le haya puesto nombre a la plaga, pues él sobrevivió a ella.
http://esmateria.com/2014/01/28/el-secreto-de-la-peste-que-tumbo-al-imperio-romano/
El ‘moreno de ojos azules’ se exhibe en el Museo de León por primera vez
ana gaitero | león 29/01/2014
El esqueleto de ‘Braña 1’ con su retrato robot se exponen en la sala de Prehistoria
El esqueleto de ‘Braña 1’ con su retrato robot se exponen en la sala de Prehistoria
Atrapado por una estalagmita, recostado sobre su lado izquierdo y flexionado en posición fetal. Así fue encontrado en la cueva de La Braña-Arintero, en 2006, el primer europeo del Mesolítico, hace 7.000 años, del cual se ha conseguido el genoma completo, un hito que catapulta a León y al municipio de Valdelugueros como lugares señeros en el mundo y en la ciencia.
Braña 1, como fue bautizado por los científicos, por ser el primer esqueleto de los dos hallados en la cueva, es de piel oscura y de ojos azules y su genoma será de gran utildidad para la ciencia biomédica, según señaló Carles Lalueza-Fox, el biólogo catalán que dirigió el trabajo y que previamente secuenció el genoma del neardental.
Su cara, reconstruida mediante un retrato robot en cinco secuencias por el CSIC y un laboratorio danés, que aportó la tecnología, y su esqueleto se exhiben como pieza del mes de febrero del Museo de León, aunque la vitrina ya estará montada el jueves dentro de la sala de Prehistoria.
Así lo confirmó ayer el director de este centro, Luis Grau, quien en un primer momento había descartado la posibilidad de exhibir los restos óseos «porque tenemos por norma no exponer esqueletos cuando se trata de hombres modernos que, en la práctica son iguales que nosotros». Sin embargo, dado el interés suscitado por el hito científico el equipo técnico del museo y la Junta han decidido sacar a la luz, por primera vez, el esqueleto de Braña 1.
El Museo de León ya hizo «una excepción» en 2010 al mostrar la reconstrucción de los restos óseos del hombre mesolítico conocido como Braña 2, junto con el ajuar funerario que encontraron a su lado consistente en 24 caninos atróficos, piezas de dentición correspondientes a ciervos adultos.
Actualmente, en la sala de Prehistoria sólo se exhibían los caninos que, al parecer, iban cosidos a la ropa del difunto mesolítico y no formaban un collar como se creyó inicialmente.
«Hemos reconsiderado la decisión a la vista del interés que ha suscitado por la publicación del genoma en Nature», admitió el director del museo provincial de León, Luis Grau.
El hombre de La Braña 1 fue el primer esqueleto encontrado en octubre de 2006 en la cueva de La Braña-Arintero de forma casual por unos excursionistas aficionados a la espeleología.
Una estalagmita colocada sobre el extremo esternal de una de sus costillas fue el primer indicio que alertó sobre la antigüedad de los restos humanos, según apuntan el arqueólogo Julio Vidal, la antropóloga Encina Prada, y los especialistas en Prehistoria Carlos Fernández y Natividad Fuertes.
«Mostraba una posición que evocaba prácticas funerarias bien conocidas en la antigüedad, puesto que se encontraba recostado sobre su lado izquierdo y contraído o flexionado, en posición a veces denominada en la literatura ‘arqueológica’ como fetal», explica el arqueólogo en el monográfico Los hombres mesolíticos de La Braña-Arintero (Valdelugueros. León) del Museo de León.
La cueva, más próxima a Arintero que a La Braña, tiene su mejor acceso desde esta última localidad. Alejado del primer esqueleto se encontraron otros restos óseos que se han identificado como pertenecientes al hombre bautizado como Braña 2.
Inicialmente, se pensó que los dientes de ciervo eran cuentas de un collar, pero ahora se cree que el hombre Braña 2 los llevaba cosidos a las vestiduras.
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/moreno-ojos-azules-exhibe-museo-leon-primera-vez_862884.html
Braña 1, como fue bautizado por los científicos, por ser el primer esqueleto de los dos hallados en la cueva, es de piel oscura y de ojos azules y su genoma será de gran utildidad para la ciencia biomédica, según señaló Carles Lalueza-Fox, el biólogo catalán que dirigió el trabajo y que previamente secuenció el genoma del neardental.
Su cara, reconstruida mediante un retrato robot en cinco secuencias por el CSIC y un laboratorio danés, que aportó la tecnología, y su esqueleto se exhiben como pieza del mes de febrero del Museo de León, aunque la vitrina ya estará montada el jueves dentro de la sala de Prehistoria.
Así lo confirmó ayer el director de este centro, Luis Grau, quien en un primer momento había descartado la posibilidad de exhibir los restos óseos «porque tenemos por norma no exponer esqueletos cuando se trata de hombres modernos que, en la práctica son iguales que nosotros». Sin embargo, dado el interés suscitado por el hito científico el equipo técnico del museo y la Junta han decidido sacar a la luz, por primera vez, el esqueleto de Braña 1.
El Museo de León ya hizo «una excepción» en 2010 al mostrar la reconstrucción de los restos óseos del hombre mesolítico conocido como Braña 2, junto con el ajuar funerario que encontraron a su lado consistente en 24 caninos atróficos, piezas de dentición correspondientes a ciervos adultos.
Actualmente, en la sala de Prehistoria sólo se exhibían los caninos que, al parecer, iban cosidos a la ropa del difunto mesolítico y no formaban un collar como se creyó inicialmente.
«Hemos reconsiderado la decisión a la vista del interés que ha suscitado por la publicación del genoma en Nature», admitió el director del museo provincial de León, Luis Grau.
El hombre de La Braña 1 fue el primer esqueleto encontrado en octubre de 2006 en la cueva de La Braña-Arintero de forma casual por unos excursionistas aficionados a la espeleología.
Una estalagmita colocada sobre el extremo esternal de una de sus costillas fue el primer indicio que alertó sobre la antigüedad de los restos humanos, según apuntan el arqueólogo Julio Vidal, la antropóloga Encina Prada, y los especialistas en Prehistoria Carlos Fernández y Natividad Fuertes.
«Mostraba una posición que evocaba prácticas funerarias bien conocidas en la antigüedad, puesto que se encontraba recostado sobre su lado izquierdo y contraído o flexionado, en posición a veces denominada en la literatura ‘arqueológica’ como fetal», explica el arqueólogo en el monográfico Los hombres mesolíticos de La Braña-Arintero (Valdelugueros. León) del Museo de León.
La cueva, más próxima a Arintero que a La Braña, tiene su mejor acceso desde esta última localidad. Alejado del primer esqueleto se encontraron otros restos óseos que se han identificado como pertenecientes al hombre bautizado como Braña 2.
Inicialmente, se pensó que los dientes de ciervo eran cuentas de un collar, pero ahora se cree que el hombre Braña 2 los llevaba cosidos a las vestiduras.
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/moreno-ojos-azules-exhibe-museo-leon-primera-vez_862884.html
miércoles, 22 de enero de 2014
Comienzan a extraer las piezas de la segunda barca solar de Keops
Esta barca es una de las cinco que fueron enterradas junto a la famosa tumba del faraón. Especialistas señalan que tardarán tres años en sacar las partes y analizarlas.
por EFE - 21/02/2012 - 09:09
Tras pasar 4.550 años bajo la arena, la segunda barca solar del más poderoso de los faraones egipcios, Keops, comenzó hoy a ver la luz en la meseta de Guiza de El Cairo, en un periplo que le está llevando del "más allá" a la superficie, de la mano de arqueólogos egipcios y japoneses.
Los expertos iniciaron ayer el proceso para sacar las 600 piezas de madera en las que fue desmontada en su día la embarcación, enterrada junto a la Gran Pirámide de Keops.
Por razones de conservación, la barca no podrá ver la luz del sol, aunque hoy le dieron la bienvenida en la superficie los focos de las cámaras de televisión en el interior de la carpa, que protege las excavaciones.
Keops (2609-2584 a.C), el segundo faraón de la IV dinastía, hizo justicia a su grandeza y su barca solar consiguió congregar a un gran número de periodistas locales e internacionales que fueron testigos de la extracción de un primer trozo de madera de la fosa, donde ha permanecido sepultada durante milenios.
Junto a la carpa, preparada para mantener las condiciones ambientales óptimas, varios bloques de piedra se alineaban tras haber sido retirados en los últimos meses de la excavación.
Esta barca es una de las cinco que fueron enterradas junto a la famosa tumba de Keops, de las que una ha sido rescatada y se expone en una sala especial habilitada junto a su pirámide, mientras que los restos de otras dos han sido robados y una tercera, en los alrededores, aún no se ha recuperado.
"Este tipo de barco era empleado por el faraón en su viaje a la otra vida", explicó en declaraciones a los periodistas el secretario del Consejo Supremo de las Antigüedades, Mustafa Amin Mustafa, que, aun así, no descartó que los gobernantes los usaran para trasladarse cuando estaban vivos.
Como Keops fue "el más grande y el más fuerte" de los faraones, quiso superar a su padre, Seneferu, y demostrar su poderío e inteligencia con la construcción de una pirámide tan grande y misteriosa que hasta ahora esconde secretos que los expertos no han logrado desvelar, además de enterrar cinco barcas, indicó Mustafa.
Tal fue el cuidado con el que se desmanteló la segunda embarcación a la muerte del rey, que es "maravilloso" su estado de conservación, ya que "es como si fuera una momia porque se desmontaron todas las piezas para preservarlas y se usaron productos para protegerlas", según el experto egipcio.
No obstante, las piezas han sufrido algunos daños posteriormente por la humedad y la filtración de aire.
El jefe de los arqueólogos japoneses, Sakuji Yoshimura, lamentó la entrada de agua bajo la fosa durante los trabajos de construcción de la sala donde se exhibe la primera barca solar, ya que parte del líquido procedente del cemento utilizado se filtró en la tierra.
Yoshimura, que lleva trabajando 46 años en Egipto, calculó que si todo va bien tardarán tres años en sacar las piezas y analizarlas, antes de montar la barca, tras recrearla por computador, para lo que se tardará tres años más.
En opinión de Mustafa, esta vez no tendrán que pasar dos décadas para ver la segunda embarcación expuesta: "Con el primer barco se tardó veinte años hasta que lo instalaron, pero hoy día es diferente porque tenemos más técnicas y posibilidades. Pienso que tardaremos poco tiempo".
La segunda barca fue descubierta en 1985 -la primera, en 1954- y hasta hace poco no se han culminado las dos primeras fases para su recuperación, una dedicada a estudios y otra para construir la jaima y equiparla con los instrumentos necesarios.
El destino de la barca es exhibirse cerca de la pirámide del faraón, bien en el futuro Gran Museo Egipcio, que se está erigiendo en la explanada de Guiza, o bien en una sala similar a la que aloja la primera embarcación de Keops.
"Tenemos cosas muy importantes por descubrir de la historia, cómo era nuestro pasado, hoy día es nuestro deber preservar y conservar lo que nuestros antecesores han dejado" sentenció Mustafa.
http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2012/02/659-432060-9-comienzan-a-extraer-las-piezas-de-la-segunda-barca-solar-de-keops.shtml
domingo, 19 de enero de 2014
martes, 14 de enero de 2014
El deshielo descubre las momias de la Gran Guerra Leer más: El deshielo descubre las momias de la Gran Guerra - Noticias de Cultura http://bit.ly/1m55mC9
El deshielo descubre las momias de la Gran Guerra
Los recuerdos de las Guerras Mundiales nunca se olvidan, por mucho tiempo que pase sus heridas siguen abiertas y están presentes en aquellos territorios que sufrieron sus consecuencias. Es el caso de Peio, una localidad de 1.900 habitantes dentro de la provincia italiana de Trento, que convive con el fantasma de los soldados caídos en sus montañas durante la Primera Guerra Mundial.
Este pequeño pueblo fue uno de los escenarios de la llamada Guerra Blanca, que tuvo lugar en 1914 y 1915, una de las más crueles del conflicto por las condiciones meteorológicas adversas a las que se enfrentaron los soldados en sus montañas y en la que casi 750.000 soldados italianos perdieron su vida.
Una batalla a más de 1.900 metros de altitud que se saldó con un gran número de víctimas que quedaron sepultadas bajo montañas de nieve durante décadas.
Sin embargo, los cambios en las temperaturas han hecho que desde la década de los 90, el deshielo empiece a mostrar todo lo que la localidad de Peio ha escondido bajo el hielo durante tantos años.
Los primeros elementos que se encontraron fueron recuerdos como cartas, diarios de los soldados, elementos de su uniforme o incluso las armas que utilizaron. Pero según avanzaba el deshielo los cuerpos de los caídos en combate comenzaron a aparecer.
Los cadáveres de los soldados quedaron momificados por el frío, lo que hizo que se conservaran en un gran estado que permitió su estudio. El pasado septiembre aparecieron los restos de las dos útlimas víctimas encontradas. Se trataba de dos austriacos de 17 y 18 años, datos que se conocieron al analizar los restos de las momias aparecidas bajo el glaciar. Ambos cuerpos presentaban heridas de bala en sus cabezas.
Sin embargo las balas no fueron tan peligrosas para todos los que lucharon en la Guerra Blanca como lo fue el frío, que llegaba a los -30 grados centígrados, además de los numerosos muertos producidos por avalanchas de nieve. Debido a estos fenómenos no sólo fueron soldados los que perecieron en las laderas de la montaña, sino también los civiles del pueblo de Peio, que nunca fueron evacuados, ya que como declara el alcade de la localidad Angelo Dalpez al diario Telegraph “era el pueblo más alto del Imperio, un símbolo y un mensaje para el resto”, por lo que no podían dar sensación de debilidad.
Tres de los primeros cuerpos en aparecer en las montañas de Peio pertenecían a tres soldados alemanes que fueron encontrados por un montañero en 2004, colgados boca abajo en un muro de hielo. Todos ellos tenían un brazo amputado, y llevaban vendas en sus bolsillos. Ahora todos ellos descansan en el cementerio de San Rocco en tumbas sin nombres que recuerdan a todos los caídos en este pueblo.
Más de 80 soldados han visto la luz tras el hielo en estas décadas, y muchos más lo harán mientras el hielo siga derritiéndose. Incluso existen familias de caídos en la guerra, que buscan sus restos entre las montañas de esta localidad italiana.
Es el caso del soldado Arnaldo Berni, el cual luchó en la Guerra Blanca, y murió tres semanas después del conflicto. Desde entonces muchos han sido los intentos de rescatar los restos de Berni durante estos años. El último de ellos en 2009.
Son los recuerdos congelados de la Gran Guerra. Las momias del pasado que siguen apareciendo en un pequeño pueblo italiano para que nadie olvide lo ocurrido en sus montañas hace 100 años.
Leer más: El deshielo descubre las momias de la Gran Guerra - Noticias de Cultura http://bit.ly/1m55zW7
Los recuerdos de las Guerras Mundiales nunca se olvidan, por mucho tiempo que pase sus heridas siguen abiertas y están presentes en aquellos territorios que sufrieron sus consecuencias. Es el caso de Peio, una localidad de 1.900 habitantes dentro de la provincia italiana de Trento, que convive con el fantasma de los soldados caídos en sus montañas durante la Primera Guerra Mundial.
Este pequeño pueblo fue uno de los escenarios de la llamada Guerra Blanca, que tuvo lugar en 1914 y 1915, una de las más crueles del conflicto por las condiciones meteorológicas adversas a las que se enfrentaron los soldados en sus montañas y en la que casi 750.000 soldados italianos perdieron su vida.
Una batalla a más de 1.900 metros de altitud que se saldó con un gran número de víctimas que quedaron sepultadas bajo montañas de nieve durante décadas.
Sin embargo, los cambios en las temperaturas han hecho que desde la década de los 90, el deshielo empiece a mostrar todo lo que la localidad de Peio ha escondido bajo el hielo durante tantos años.
Los primeros elementos que se encontraron fueron recuerdos como cartas, diarios de los soldados, elementos de su uniforme o incluso las armas que utilizaron. Pero según avanzaba el deshielo los cuerpos de los caídos en combate comenzaron a aparecer.
Los cadáveres de los soldados quedaron momificados por el frío, lo que hizo que se conservaran en un gran estado que permitió su estudio. El pasado septiembre aparecieron los restos de las dos útlimas víctimas encontradas. Se trataba de dos austriacos de 17 y 18 años, datos que se conocieron al analizar los restos de las momias aparecidas bajo el glaciar. Ambos cuerpos presentaban heridas de bala en sus cabezas.
Sin embargo las balas no fueron tan peligrosas para todos los que lucharon en la Guerra Blanca como lo fue el frío, que llegaba a los -30 grados centígrados, además de los numerosos muertos producidos por avalanchas de nieve. Debido a estos fenómenos no sólo fueron soldados los que perecieron en las laderas de la montaña, sino también los civiles del pueblo de Peio, que nunca fueron evacuados, ya que como declara el alcade de la localidad Angelo Dalpez al diario Telegraph “era el pueblo más alto del Imperio, un símbolo y un mensaje para el resto”, por lo que no podían dar sensación de debilidad.
Tres de los primeros cuerpos en aparecer en las montañas de Peio pertenecían a tres soldados alemanes que fueron encontrados por un montañero en 2004, colgados boca abajo en un muro de hielo. Todos ellos tenían un brazo amputado, y llevaban vendas en sus bolsillos. Ahora todos ellos descansan en el cementerio de San Rocco en tumbas sin nombres que recuerdan a todos los caídos en este pueblo.
Más de 80 soldados han visto la luz tras el hielo en estas décadas, y muchos más lo harán mientras el hielo siga derritiéndose. Incluso existen familias de caídos en la guerra, que buscan sus restos entre las montañas de esta localidad italiana.
Es el caso del soldado Arnaldo Berni, el cual luchó en la Guerra Blanca, y murió tres semanas después del conflicto. Desde entonces muchos han sido los intentos de rescatar los restos de Berni durante estos años. El último de ellos en 2009.
Son los recuerdos congelados de la Gran Guerra. Las momias del pasado que siguen apareciendo en un pequeño pueblo italiano para que nadie olvide lo ocurrido en sus montañas hace 100 años.
Leer más: El deshielo descubre las momias de la Gran Guerra - Noticias de Cultura http://bit.ly/1m55zW7
sábado, 11 de enero de 2014
Arqueólogos españoles viajan el próximo lunes a Luxor (Egipto) para iniciar las nuevas excavaciones del Proyecto Djehuty
MADRID, 10 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Proyecto Djehuty excava desde hace trece años en la orilla occidental de Luxor, en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, una zona en la que se superponen enterramientos de distintas épocas. La excavación, con seis semanas de duración, está patrocinada por Unión Fenosa Gas por tercer año consecutivo.
Durante esta temporada los arqueólogos seguirán estudiando una zona en la que en los últimos tres años se han recuperado numerosos vestigios de la dinastía XVII, una etapa muy poco conocida de la historia de Egipto y de la que no se han conseguido recuperar muchos restos.
Entre otros objetos, el equipo ha descubierto ya un ataúd y una momia intactos de un niño de cinco años que vivió en esa época, y piezas con inscripciones mencionando a dos príncipes.
"Uno de ellos es un tal Ahmose Sapair, un príncipe heredero que acabó siendo reverenciado como patrono de la necrópolis. El otro se llama Intefmose, del que hallamos parte de un pequeño obelisco con su 'retrato' en relieve, donde se le denomina 'hijo del rey', y que podría ser el hijo de uno de los primeros reyes de la dinastía XVII: Sobekemsaf", ha detallado Galán.
Asimismo, el equipo excavará también en dos pozos funerarios todavía sin abrir. "Aunque ambas tumbas pudieron ser saqueadas en la antigüedad, se han mantenido intactas al menos desde el año 600 a. C., por lo que podríamos obtener mucha información trabajando en ellas", ha señalado el investigador.
Por último, el equipo de especialistas continuará estudiando y radiografiando los centenares de momias de ibis, halcones y otros animales que fueron depositados en el siglo II a. C. en la cámara sepulcral de ubicados en una gran galería subterránea cerca de la tumba de Hery.
Los trabajos del equipo dirigido por el investigador del CSIC se podrán seguir, un año más, a través del 'Diario de Excavación' de la página web
del proyecto, 'www.excavacionegipto.com', que se actualizará día a día desde Luxor.
Los más de diez años de excavaciones e investigaciones en Luxor han servido para que los arqueólogos hayan obtenido mucha información de esta gran necrópolis de la antigua Tebas (Luxor), dominada en el extremo norte por la colina de Dra Abu el-Naga. Hasta ahora han logrado documentar enterramientos desde el año 2000 a. C. hasta la época romana y han sacado a la luz numerosos objetos arqueológicos de gran valor, algunos de ellos hoy en las vitrinas del Museo de Luxor.
http://www.europapress.es/ciencia/noticia-arqueologos-espanoles-viajan-proximo-lunes-luxor-egipto-iniciar-nuevas-excavaciones-proyecto-djehuty-20140110121214.html
Un equipo de arqueólogos españoles dirigidos por el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) José Manuel Galán viajarán el próximo lunes a Luxor (Egipto) para iniciar la XIII campaña de excavaciones del Proyecto Djehuty.
Este año, el equipo formado por 16 especialistas españoles y cuatro extranjeros continuará la restauración de la tumba de Djehuty que, junto a Hery, formaban parte del grupo de altos dignatarios de la corte egipcia de Hatshepsut entre el año 1500 y 1450 a. C.El Proyecto Djehuty excava desde hace trece años en la orilla occidental de Luxor, en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, una zona en la que se superponen enterramientos de distintas épocas. La excavación, con seis semanas de duración, está patrocinada por Unión Fenosa Gas por tercer año consecutivo.
Durante esta temporada los arqueólogos seguirán estudiando una zona en la que en los últimos tres años se han recuperado numerosos vestigios de la dinastía XVII, una etapa muy poco conocida de la historia de Egipto y de la que no se han conseguido recuperar muchos restos.
Entre otros objetos, el equipo ha descubierto ya un ataúd y una momia intactos de un niño de cinco años que vivió en esa época, y piezas con inscripciones mencionando a dos príncipes.
"Uno de ellos es un tal Ahmose Sapair, un príncipe heredero que acabó siendo reverenciado como patrono de la necrópolis. El otro se llama Intefmose, del que hallamos parte de un pequeño obelisco con su 'retrato' en relieve, donde se le denomina 'hijo del rey', y que podría ser el hijo de uno de los primeros reyes de la dinastía XVII: Sobekemsaf", ha detallado Galán.
Asimismo, el equipo excavará también en dos pozos funerarios todavía sin abrir. "Aunque ambas tumbas pudieron ser saqueadas en la antigüedad, se han mantenido intactas al menos desde el año 600 a. C., por lo que podríamos obtener mucha información trabajando en ellas", ha señalado el investigador.
Por último, el equipo de especialistas continuará estudiando y radiografiando los centenares de momias de ibis, halcones y otros animales que fueron depositados en el siglo II a. C. en la cámara sepulcral de ubicados en una gran galería subterránea cerca de la tumba de Hery.
Los trabajos del equipo dirigido por el investigador del CSIC se podrán seguir, un año más, a través del 'Diario de Excavación' de la página web
del proyecto, 'www.excavacionegipto.com', que se actualizará día a día desde Luxor.
Los más de diez años de excavaciones e investigaciones en Luxor han servido para que los arqueólogos hayan obtenido mucha información de esta gran necrópolis de la antigua Tebas (Luxor), dominada en el extremo norte por la colina de Dra Abu el-Naga. Hasta ahora han logrado documentar enterramientos desde el año 2000 a. C. hasta la época romana y han sacado a la luz numerosos objetos arqueológicos de gran valor, algunos de ellos hoy en las vitrinas del Museo de Luxor.
http://www.europapress.es/ciencia/noticia-arqueologos-espanoles-viajan-proximo-lunes-luxor-egipto-iniciar-nuevas-excavaciones-proyecto-djehuty-20140110121214.html
lunes, 6 de enero de 2014
Opening oyster shells the Mesolithic way
Opening oyster shells the Mesolithic way
The experiments showed that they could open oyster shells in minutes by simply placing them on the embers of a fire or heated stones without compromising the taste.
When the archaeologists laid the whole oysters on heated stones, or the embers of a fire, after 2-3 minutes there was a small puff of steam from the shells, and they opened up 1cm and could then be easily twisted apart.
Cookery books today contain detailed instructions on how to open the shells with a (oyster) blade of steel, which has a short and wide blade. Still considered a tricky pastime, each year international championship competitions are held, dedicated to the art of oyster shell opening.
Source: Museum Østjylland
http://www.pasthorizonspr.com/index.php/archives/01/2014/opening-oysters-shells-the-mesolithic-way
Oysters from Mesolithic period middens at Ertebølleruten in Northeast Denmark were opened using fire and not with a special tool, recent experiments have shown.
The experiments were carried out by archaeologists Esben Kannegaard from Jutland Museum and Søren H. Andersen, professor emeritus from the University of Aarhus. “You do not need to use force or any special technique to open an oyster, a brief warming is enough,” said the archaeologists in the latest issue of the journal Skalk.The experiments showed that they could open oyster shells in minutes by simply placing them on the embers of a fire or heated stones without compromising the taste.
Kitchen middens
The background to the experiment was to explain the huge quantities of oyster, mussel and cockle shells found in famous midden sites which are known from Ertebølleruten, where there are thick layers dated to c. 6000 years ago. These kitchen middens contain no evidence of tools required to open oyster shells, which would need to be be thin, strong and flexible. In addition, the shells show no damage or evidence of tool use but occasionally exhibit slight traces of exterior scorching.When the archaeologists laid the whole oysters on heated stones, or the embers of a fire, after 2-3 minutes there was a small puff of steam from the shells, and they opened up 1cm and could then be easily twisted apart.
A significant food source
The archaeologists concluded that this was most likely the correct method as it corresponds with the evidence from the shell middens. The amount of shells left behind also shows that oysters were not an insignificant supplement to general sustenance but a common food source for our ancestors. The tests showed that it would take around 10-15 of these warm oysters to feel well fed.Cookery books today contain detailed instructions on how to open the shells with a (oyster) blade of steel, which has a short and wide blade. Still considered a tricky pastime, each year international championship competitions are held, dedicated to the art of oyster shell opening.
Source: Museum Østjylland
http://www.pasthorizonspr.com/index.php/archives/01/2014/opening-oysters-shells-the-mesolithic-way
Unique Neolithic child cemetery found in Egypt
A burial ground containing the remains of dozens of children and infants has been uncovered in Egypt by a Polish team led by Prof. J Kabacińskiego of the Institute of Archaeology and Ethnology in Poznan.
Deep in the desert region of Gebel Ramlah, located near the southern border of Egypt, about 140 km west of Abu Simbel, the archaeologists examined a unique necropolis dated to around 6500 years.To date, there are no known cemeteries in the Western Desert intended almost exclusively for children, infants and foetuses – some of these fragile and poignant remains were found during recent excavations.
“In several cases, newborns were buried along with an adult, probably representing the death during childbirth of the mother. In one case we were able to accurately determine the age of the mother – the woman was only 14 years old “- explained Kabacińskiego.
Graves in the cemetery were relatively small and shallow and could not have been visible on the surface. However, in the case of the child mother burial, archaeologists speculate that there was a clearly visible ground structure, as evidenced by the remains of kerb stones, delineating the extent of the burial chamber.
No formalised layout
In contrast to other known cemeteries in the area of Gebel Ramlah, on this site the researchers were not able to see any formalised structure to the layout of the site. The state of preservation of skeletal material was poor and most survived only as skull or fragments of the long bones.Reddish ochre
All the graves found contained only a few modest grave goods. Every burial pit contained lumps of reddish ochre which the archaeologists consider to being an important and integral part of their belief system, hence the inclusion in every grave. In a few graves the archaeologists discovered bracelets made of ivory or shells imported from the Red Sea.The researchers took numerous samples of genetic material from which it is hoped after the analysis, it will be possible to determine whether and what familial links united the interred individuals.
Adult burial ground
Scientists will also be given an opportunity to understand a broader picture of the Neolithic communities in the Western Desert. Next to this cemetery is another burial ground for adults, presumably from the same period. It will be the subject of research in the coming years.Work in this area is part of an international mission, Combined Prehistoric Expedition Foundation (CPEF), which was initiated during the construction of the Aswan Dam. The CPEF was created in 1962 to support long-term, multidisciplinary research at prehistoric archaeological localities along the Nile Valley and adjacent deserts. Research goals still include studying and recording the changes in environment through time, the impact of these changes on human society, and changes in human behaviour over time.
Placing these finds into context, the expedition also boasts numerous successes including the discovery of the remarkable Neolithic astronomical observatory.
These studies have also provided arguments in favour of a close relationship between the population of the Nabata Playa in the Western Desert and the development of Pharaonic civilization along the Nile.
The current archaeological project is run by grant from the National Science Centre.
Simon Zdziebłowski (PAP)
Source: PAP – Science and Scholarship in Poland www.naukawpolsce.pap.pl
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