domingo, 7 de octubre de 2012

La momia del general Prim

Hospital Universitari Sant Joan, Reus,
septiembre 28, 19:30h
Octubre 12 - - Francisco Pérez Abellán (*)
El eminente doctor Delfín Villalaín pasea nervioso por el pasillo. Han encontrado una estaca entre los muslos de Prim. Un equipo de entrenados y competentes restauradores del Centre de Restauració de Bens Mobles de Catalunya, a las órdenes de su directora, la elegante y gentil Angels Solé, se afanan, vestidos con monos blancos de criminólogo, en la habitación en la que tratan de sacar el cuerpo embalsamado del general del último de los tres ataúdes en el que fue enterrado. Es un catafalco de madera con signos masónicos.

El general Prim era masón y lo más sorprendente es que todos sus asesinos también fueron masones. En el crimen más misterioso y caro de la historia de España. Los conservadores del Patrimoni Cultural de Cataluña tratan de causar el menor daño en el precioso ataúd y por supuesto en el cuerpo, que además de ser embalsamado en su día para exponerlo a la curiosidad del público, allá por 1870, ha sufrido un proceso de corificación o momificación, al estar encerrado en una caja de plomo que con el tiempo se ha oxidado y vuelto tóxico.

Con infinito cuidado, el restaurador observa cómo lo que creía una estaca para sujetar la momia es, en realidad, un frasco con un líquido ambarino. No parece tener nada más, pero resulta misterioso. El frasco está historiado con una badana de cuero. En seguida encuentran otros dos frascos debajo de cada una de las axilas. Sin duda componen un misterio del pasado. Son como un mensaje en tres botellas.

Prim está tendido sobre un almohadón con uniforme de capitán general. Los frascos formaban la pirámide. Es como el gesto del retrato del Salón de Plenos del Ayuntamiento de Reus, donde el general hace el gesto masónico con los dedos de la mano derecha. Consultan a Delfín Villalaín, que es un sabio con algo de sobrepeso, que reina sobre la estancia como el capitán de un barco en su puesto de mando.

Villalaín dice que aquello puede ser un ritual masónico. En uno de los frascos hay un trozo de lo que parece un hueso y también algo de una víscera. Los tres frascos se envuelven y se destinan al laboratorio. El proceso de sacar a Prim del catafalco se parece mucho a abrir una enorme y dificultosa lata de sardinas.
Hasta el punto de que los restauradores van cortando el plomo con unos enormes alicates. Finalmente con una sierra radial. Todo el mundo tira de las mascarillas para no quedar contaminado por plomo.

Hospital Universitari Sant Joan, Reus,
septiembre 28, 19:45h.

El doctor Aitor Curiel López de Arcaute, el más joven de los cuatro forenses de la Comisión de Investigación Prim de la Universidad Camilo José Cela, que me honro en presidir, ya lo ha adelantado al mundo: se trata de aplicar las técnicas más avanzadas del siglo XXI a un misterio del siglo XIX. Hay que extraer la momia y desnudarla para someterla a una serie de pruebas médicas: radiología, TAC, observación macroscópica… Es el primer retrodiagnóstico criminológico que se hace en Europa. Los restos del general serán examinados hasta que revelen los secretos que guarda. Hace 140 años que fue enterrado y el misterio de sus heridas sigue abierto.

Aitor ha observado la idoneidad del magnífico hospital de Reus, el Sant Joan, que es enorme, moderno y muy bien dotado. Un sueño para la investigación. Por sus kilométricos pasillos corren los robots que reparten medicación, ropa y comida por las habitaciones. Ellos solos. Un pasajero del tiempo podría empezar a correr en los salones del Palacio de Buenavista que fuera del duque de Alba, donde residía Prim cuando fue asesinado, y podría seguir corriendo por estos pasillos kilométricos simbolizando la distancia entre los dos siglos, aquí hermanados.

El doctor Curiel libera las manos del general después de apreciar que en la derecha le ha sido amputado el dedo anular. Trabaja en primera línea, resoplando a través de la mascarilla. La directora Angels Solé sale a consultas con Villalaín, pantalón y jersey que, privilegio de sabio, no viste el aséptico mono blanco de los restauradores y criminólogos. Yo le imito para no recargar la habitación de hospital: impoluta, aislada de los pacientes, con todo tipo de precauciones y asepsias, dado que es un hospital asistencial, en plena actividad. Vigilada por un equipo especialista en infecciosos.

La rubia Angels, con un gran poder de convicción, trata de sugestionar al doctor para que no se desvista al general: es muy arriesgado. Puede estropearse el vestuario e incluso la momia. Villalaín tuerce el gesto, bondadoso, pero inflexible. Y es el que manda: la momia tiene que estar desnuda para las pruebas científicas.

Se trata de averiguar si Prim recibió heridas incompatibles con la vida, lo que significaría que murió entre dos y seis horas máximo desde que recibió los disparos. Resignada, la directora Solé vuelve a la habitación y ordena abrir las costuras de la casaca del general. Poco a poco debajo de la camisa se revela una piel negra brillante, de la consistencia del cuero. El cuerpo está muy bien conservado y permitirá el trabajo de análisis científico que se ha propuesto.

Hospital Universitari Sant Joan, Reus,
septiembre 28, 20:00h.

La ilustre criminóloga Carmen Balfagón se afana en recoger muestras del ataúd, que son como migajas de pan, para buscar uno de los incisivos del general, que al parecer ha perdido. Aísla las muestras que atesora con el consejo de Villalaín. Balfagón es un alto cargo administrativo, muy competente y eficaz, pero además aprovecha el fin de semana para cultivar su pasión investigadora en el ámbito universitario. Se asegura de que se mantenga la cadena de custodia.

Pasadas las ocho, llega el alcalde Carles Pellicer. Todo lo que aquí se ve habría sido imposible sin el coraje y la determinación de este joven político. Su respaldo al proyecto Prim ha colocado al hospital Sant Joan y a la ciudad de Reus en el primer plano de la Investigación Universitaria. Quiere asegurarse de que todo va bien y de que los investigadores cuentan con todo lo adecuado. Ésta es una investigación en la que se controla absolutamente el dinero: los científicos no cobran nada, lo hacen porque quieren potenciar la investigación en España, que los políticos recortan y adelgazan en el presupuesto.

Se reutilizan las mascarillas, se economiza con los medios, se vigila y se recorta el gasto. Ni la Universidad Camilo José Cela, ni el Ayuntamiento de Reus pueden permitirse ningún derroche. La momia de Prim ha sido liberada de su caja de plomo, que queda abierta y cortada por sus bordes como con un gran abrelatas.

El alcalde de Reus observa la gran herida del hombro. Según la autopsia tenía seis centímetros de diámetro. Ahora la momificación la ha acortado y constreñido. Medirá unos tres centímetros de ancho y otros tantos de profundidad.

Es posible que conserve alguna bala.
Las heridas del general, a simple vista, coinciden con la autopsia, de las que el sumario afirma que la del hombro es «mortal ut plurimum», es decir: mortal de necesidad. Debió de sufrir una hemorragia que empapó la ropa que vestía y también la seda de la tapicería del coche en el que fue asaltado en la calle del Turco, en Madrid. En un tiempo en el que las transfusiones no eran posibles porque se desconocían los grupos sanguíneos. Ahora, guarda el secreto de la fecha de la muerte.

Un misterio que puede obligar a reescribir los libros de historia. El sábado 29, a primera hora de la mañana, la momia de Prim entraba en el TAC que revelará todos sus secretos. La Comisión Prim estudia ahora los resultados y pronto dará a conocer las conclusiones.

«NO OLVIDÉIS LA SANGRE DERRAMADA»


Los actos de conmemoración del bicentenario del nacimiento del general Prim quieren recuperar su espíritu de modernidad y los valores que defendió el que fuera presidente del Consejo de Ministros entre 1869 y 1870. Los actos, que han comenzado este año, continuarán hasta 2014, año en el que se cumplen los doscientos años del nacimiento. El jueves se estuvo ultimando la colocación de una placa en la antigua calle del Turco en Madrid, actualmente denominada Marqués de Cubas y lugar donde se produjo el atentado contra Prim el 27 de diciembre de 1870. En esta placa, obra del escultor Ramón Ferrán, constará la frase del general: «No olvidéis la sangre derramada por nuestras discordias políticas».
En diciembre se publicará una edición de sus discursos parlamentarios. Este conjunto de actividades incluirá también una exposición, una película, una obra teatral y conciertos.
http://www.larazon.es/noticia/9328-la-momia-del-general-prim

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