martes, 6 de marzo de 2012

De Tharsis a Munigua: arqueología alemana ‘made in Spain’


Daniel Casado Rigalt
El Instituto Arqueológico Alemán vuelve a abrir sus puertas. Será el próximo 12 de marzo cuando se corra el telón. Ese día, su presidenta Friederike Fless pronunciará la conferencia “Fronteras de Roma” y dará por iniciada una nueva era tras un paréntesis de 19 meses de reformas en su sede madrileña.

Desde su fundación en marzo de 1954, la delegación española del Instituto (creado en 1829 en Roma) ha sido un ejemplo de hiperactividad arqueológica. Con dinámica de embajada cultural, el número 159 de la calle Serrano lleva años ejerciendo de foro arqueológico entre españoles y alemanes.

Integrados en el tejido institucional y científico español, los miembros del Instituto son referente indiscutible en sus especialidades. La directora del Instituto, Dirce Marzoli, y su director científico, Thomas Schattner, tripulan desde hace tiempo una aventura implicada en la producción científica, la promoción de becas y la puesta en marcha de ambiciosos proyectos arqueológicos.

Con su modélica biblioteca (una de las tres bibliotecas especializadas más importantes de España), el Instituto es considerado como un centro científico de primera línea. Actualmente, los proyectos arqueológicos son su mejor aval. Destacan los del yacimiento fenicio de Los Castillejos de Alcorrín (Manilva, Málaga); el enclave tartésico de Tharsis (Huelva); el asentamiento fenicio de Mogador (Marruecos); la ciudad romana de Munigua (Villanueva del Río y Minas, Sevilla); los jardines de época califal de Ar-Rumaniya, en Córdoba; el santuario de Monte do Facho (Vigo); y el estudio del Tesoro del Delfín, custodiado en el Museo del Prado. En Portugal, el complejo calcolítico fortificado de Zambujal (Torres Vedras, Portugal) es el proyecto estrella, junto con los acometidos en los santuarios de Alandroal y Cabeço das Fraguas
El interés por nuestras excelencias arqueológicas (también las portuguesas) no es nuevo. El epigrafista Emil Hübner, en el XIX, o los arqueólogos Adolf Schulten y Hugo Obermaier, en la primera mitad del XX, ya se sintieron abducidos por las ruinas peninsulares. Algunos han advertido visos de “colonialismo científico” en el temprano interés alemán por nuestro patrimonio histórico-arqueológico. Unos prefieren llamarlo patrocinio; otros, intercambio científico o proyección cultural. Lo que es innegable es que varias generaciones de arqueólogos se han formado al calor del vanguardismo científico germano.

Lejos quedan ya aquellos años del primer tercio del XX, cuando los primeros becarios españoles (Pedro Bosch-Gimpera, Martín Almagro Basch, Antonio García Bellido o Alberto del Castillo) pusieron rumbo a tierras prusianas, conscientes de lo que se perdían si se quedaban a estudiar en España. El espíritu receptivo de la Institución Libre de Enseñanza y el krausismo procedente de Alemania habían despertado en nuestros jóvenes investigadores las ansias aperturistas.

Hoy, el Instituto Arqueológico Alemán ha echado raíces aquí, en Madrid, tras casi 60 años trenzando contactos, estrechando vínculos, promoviendo becas, lanzando publicaciones, alentando proyectos y asumiendo retos de todo tipo. El último, la creación de la flamante Asociación de Amigos del Instituto Arqueológico Alemán, nacida hace tres años con el objetivo de promocionar, conocer y compartir el legado artístico-arqueológico en el marco de las actividades del Instituto. Cuenta ya con cerca de 200 miembros.

*Daniel Casado Rigalt es profesor de la Universidad a Distancia de Madrid – UDIMA.
http://www.elconfidencial.com/opinion/tribuna/2012/03/06/de-tharsis-a-munigua-arqueologia-alemana-made-in-spain-8822/

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