lunes, 27 de febrero de 2012

Herramientas para recrear la vida ancestral



La microarqueología, un matrimonio entre las ciencias sociales y naturales, es una disciplina emergente que ha sido bautizada por Steve Weiner, director del Centro Kimmel en Israel para recrear la vida ancestral.

POR SAM ROBERTS - The New York Times
A simple vista, la sustancia blanca y polvosa parecía ser yeso. Eso fue lo que concluyeron los arqueólogos profesionales y voluntarios en una excavación en Israel.

Sin embargo, para asegurarse, sometieron el polvo terroso a una espectroscopía y a un microscopio petrográfico, y descubrieron que no era una sustancia fabricada, sino flora descompuesta y materia fecal.

Lo que eso significó para los arqueólogos de la Expedición Leon Levy a Ascalón (antiguo puerto marítimo al sur de Tel Aviv que fue hogar de civilizaciones sucesivas durante miles de años) fue que era más probable que las estructuras que se creía fueron habitadas por personas fueron ocupadas por animales.

Esa revelación cambió su opinión de lo que estaban excavando.

"Para los arqueólogos", dijo Daniel M. Master, codirector de la expedición y profesor en el Wheaton College, en Illinois, "fue la diferencia entre un palacio y un establo".

Este matrimonio entre las ciencias sociales y naturales es una disciplina emergente que ha sido bautizada como microarqueología por Steve Weiner, director del Centro Kimmel para Ciencias Arqueológicas en el Instituto Weizmann, en Israel, que colabora con la expedición.

"Consiste en resolver problemas arqueológicos con ayuda de instrumentos, en el campo y en el laboratorio", dijo Weiner.

Investigadores del Instituto Weizmann tienen un laboratorio en el sitio, con equipo para estudiar arqueometalurgia, ADN, datación por radiocarbono y micromorfología, las estructuras microscópicas encontradas en organismos y en el suelo.

"Hemos desarrollado un enfoque integrador completamente nuevo a la arqueología que empieza con el equipo identificando un problema en el campo y después continúa interactivamente entre el campo y el laboratorio", comentó Weiner.

El separar sedimento por flotación reveló pelusa cerca de unos misteriosos cilindros de barro.

Ese descubrimiento, recordó Master, demostró que los cilindros de barro eran en realidad para dar peso a un telar, y "esta observación ha llevado a una revolución en los estudios de la industria del tejido a lo largo del este del Mediterráneo a principios de la Edad de Hierro".

Compartir personal y un laboratorio móvil permite que la expedición analice muestras rápidamente y que ajuste adecuadamente las técnicas de excavación.

Muestras que originalmente parecían yeso resultaron ser cascarillas de cereal donde descansaba una punta de arado de hierro; un pozo para almacenar grano del período egipcio; y un piso compuesto de hojas de palma tejidas.

El hallazgo llevó a los científicos a la conclusión de que existió una economía rural en el centro de un poblado de la Edad de Hierro.

"No siempre logramos responder con éxito nuestras preguntas en arqueología, y a veces la microarqueología es frustrante, pero juntos estamos usando todas las herramientas a nuestra disposición para descubrir las pistas que nos ayudarán a reconstruir la vida ancestral en Ascalón".

http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/historia/microarqueologia_0_652135005.html

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