miércoles, 7 de noviembre de 2012

Un tesoro andalusí para comprar un harén (Valencia)

El conjunto de 1.543 monedas de plata y oro de la avenida Constitución se exhibe desde ayer en el Museo de Historia de Valencia, tras una meticulosa limpieza a punta de bisturí

En el Museo de Historia de Valencia se puede contemplar desde ayer un valioso tesoro andalusí formado por 1.543 monedas de plata y oro descubierto hace tres años en la avenida Constitución. Toda una fortuna para quien las escondió y más tarde no pudo recuperar. Sólo con las 19 piezas de oro (dinares) de este conjunto numismático, que hoy podría tasarse en 150.000 euros, podría comprarse a principios del siglo XI en al-Andalus un pequeño harén. Se­gún el experto en numismática arábiga Tawfiq Ibrahim y de acuerdo con la documentación histórica, con tres dinares se podía comprar en el siglo XI «una mujer gallega», es decir, una esclava. El tesoro de la avenida Constitución apareció en 2009, durante las excavaciones arqueológicas previas a la construcción de un edificio residencial.

La concejala de Cultura, Mayrén Beneyto, y la directora del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, Carmen Pérez, presentaron ayer en el Museo de Historia el tesoro, restaurado en virtud a un convenio de colaboración entre ambos organismos. En la recuperación del tesoro también han colaborado técnicos de conservación de la Diputación de Castelló y la experta en numismática del departamento de Arqueología de la Universidad de Alicante Carolina Doménech.

Una persona rica y con posición

Las monedas, que aparecieron amalgamadas en una vasija cerámica, fueron acuñadas en su gran mayoría en el primer tercio del siglo XI. La ausencia de estructuras arqueológicas hace pensar que el lugar donde se enterró el tesoro era un descampado, probablemen­te un huerto contiguo al arrabal de la calle Sagunto. Carmen Pérez explicó que las monedas se acuñaron en diferentes lugares, lo que hace pensar que pertenecieron a una «persona ri­ca y con posición que las fue guardando de distintas cecas».

Las monedas más antiguas corresponden a Abderramán III y las más modernas, que son las que ayudan a estimar la fecha de la ocultación, al califa fatimí Al-Zahir (1021-1036). Destaca que las piezas están muy desgastadas por el uso, lo que hace pensar que estuvieron bastante tiempo en circu­lación. Los especialistas sitúan la ocultación del «tesorillo» en los primeros tiempos de la taifa de Balansiya, coincidiendo con el reina­do de Abd al-Aziz (1021-1061), rey de la dinastía amir, a quien se atribuye la construcción de la muralla. Las ocultaciones de monedas se asocian a períodos convulsos como guerras o momentos de inestabilidad política.

El tesoro de la avenida Constitución aporta información sobre una etapa especialmente descono­cida, como es la de los inicios de la taifa de Valencia. Las monedas de origen fatimí, con mucho las más abundantes del lote, apuntan a la existencia de importantes relaciones entre Egipto y Valencia.

En los almacenes arqueológicos de la ciudad hay al menos cinco tesoros similares al de la avenida Constitución que siguen en espera de restauración y sin exponerse al público. La alcaldesa, Rita Bar­berá, se interesó por el conjun­to de la avenida Constitución durante una visita en septiembre de 2011 al deposito del Servicio Municipal de Arqueología (SIAM) de Vara de Quart, donde estaba depositado el tesoro desde su hallaz­go. Unos meses después, el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración, dependiente de la Generalitat, se hizo cargo de su res­tauración.

La separación y limpieza de las monedas, totalmente amalgamadas, ha sido un proceso casi de cirugía. Según explicó ayer una técnico del Instituto de Conservación, las monedas fueron extraídas una a una mediante escalpelo, pinceles y microaspiración.

Tras una primera limpieza con ultrasonidos, las monedas se some­tieron a baños controlados en soluciones químicas para disolver el óxido. Las piezas que después de todo este proceso seguían pegadas, fueron separadas mecánicamente a punta de bisturí con ayuda de una lupa binocular. Uno de los detalles que se descubrió durante la restauración es que las monedas de oro se hallaban envueltas en un paño de tela separadas del resto.

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